Estaba echando un vistazo a las palabras con las que la gente llega a mi blog. Hay dos que me han causado especial impacto.
Alguien en una noche de invierno ha puesto en google "busco amar". Y el saberlo me ha sobrecogido. Porque sé lo que son las noches de invierno, y porque sé lo que se siente el querer desesperadamente amar. No a un niño, no a un perro, sino amar a alguien que no te ha sido dado por la biología o por la ley sino alguien que aceptas en tu vida y con quien aceptas crear una vida juntos. Qué hermosa búsqueda.
Otra persona, a lo mejor más serena ha venido a buscar oraciones metafísicas para atraer el amor.
Para ninguno tengo ni respuesta ni consejo. Yo también quiero amar, y si existiera una magia que haga que yo pueda, que él quiera y que ambos coincidamos... la rezaría todos los días. Pero no la hay (y he buscado y he rezado eh).
En realidad sólo puedo compartir mis errores. Todas las veces -casi sin excepción- he buscado algo que me hacía falta: un alivio a mi depresión, un poco de sexo, un poco de aceptación, un padre para mi hijo. Todas razones verdaderas, pero equivocadas.
El día -hoy, hace un mes y medio, casi dos- que me puse a pensar qué es lo que soy capaz de dar y qué es lo que estoy dispuesta a recibir, me di cuenta de lo difícil que es el tema (y mi enorme tendencia a la impaciencia y a acomodar las cosas para que sucedan).
Sugiero que quien busca amar, se pregunte primero ¿a quién? ¿qué le daré? ¿qué espero recibir?
Alguien en una noche de invierno ha puesto en google "busco amar". Y el saberlo me ha sobrecogido. Porque sé lo que son las noches de invierno, y porque sé lo que se siente el querer desesperadamente amar. No a un niño, no a un perro, sino amar a alguien que no te ha sido dado por la biología o por la ley sino alguien que aceptas en tu vida y con quien aceptas crear una vida juntos. Qué hermosa búsqueda.
Otra persona, a lo mejor más serena ha venido a buscar oraciones metafísicas para atraer el amor.
Para ninguno tengo ni respuesta ni consejo. Yo también quiero amar, y si existiera una magia que haga que yo pueda, que él quiera y que ambos coincidamos... la rezaría todos los días. Pero no la hay (y he buscado y he rezado eh).
En realidad sólo puedo compartir mis errores. Todas las veces -casi sin excepción- he buscado algo que me hacía falta: un alivio a mi depresión, un poco de sexo, un poco de aceptación, un padre para mi hijo. Todas razones verdaderas, pero equivocadas.
El día -hoy, hace un mes y medio, casi dos- que me puse a pensar qué es lo que soy capaz de dar y qué es lo que estoy dispuesta a recibir, me di cuenta de lo difícil que es el tema (y mi enorme tendencia a la impaciencia y a acomodar las cosas para que sucedan).
Sugiero que quien busca amar, se pregunte primero ¿a quién? ¿qué le daré? ¿qué espero recibir?
En mi caso, luego de tantas lágrimas, lo tengo más claro ahora. Y ya el Universo se encargará del resto.
Hoy, este día, a esta hora, cuando no me hace falta nada, siento que tampoco tengo fuerza para decirme "busco amar"... ni ganas de rezar. Y no lo digo con pena... sino casi con alivio. Ahora, estando la hoja en blanco... a lo mejor se puede empezar a escribir alguna historia bonita.
Hoy, este día, a esta hora, cuando no me hace falta nada, siento que tampoco tengo fuerza para decirme "busco amar"... ni ganas de rezar. Y no lo digo con pena... sino casi con alivio. Ahora, estando la hoja en blanco... a lo mejor se puede empezar a escribir alguna historia bonita.
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