- Tu trabajo más importante eres tú.
- Cuando te hables a tí, háblale a tu Niño Interior. Porque dentro de tí eres como un niño pequeñito que necesita ser amado y aceptado.
Estas dos lecciones son importantísimas y difíciles. En nuestra cultura, muchas veces (estúpidamente) evitamos amarnos a nosotros mismos porque nos parece "egocentrismo".
Ese error viene de una interpretación errada de las enseñanzas de Cristo.
Sí, errada. Y no me da miedo decirlo.
Los dos principales mandamientos (palabras de Jesús) son: "Amar a Dios sobre todas las cosas"... "y al prójimo como a tí mismo". Y además Jesús señala "¿Cómo puedes amar a Dios a quien no ves si a tu hermano al que ves no lo amas?
Podría preguntarnos Cristo ¿qué amor le vas a dar a tu hermano (prójimo) si te deprecias, no te aceptas y te maltratas? ¿cómo vas a amar a un extraño más que a tí mismo?
Quien entiende realmente las enseñanzas de Cristo, no tiene dudas de que su primera misión es amarse y aceptarse tal como es porque así como ha nacido ha sido creada por un padre amoroso.
Al que no es cristiano y no tiene estas deformaciones culturales no se le hará rara reconocer que amarse es nuestro primer deber.
¿Verdad?
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Copio aquí algo hermoso que he recibido por correo:
Contempla a tu niño interior de la forma que te sea posible y observa qué aspecto tiene y cómo se siente. Tranquilízalo y consuélalo. Pídele disculpas. Dile cuánto lamentas haberlo tenido abandonado. Has estado alejado de él durante demasiado tiempo y ahora deseas compensarlo. Prométele que nunca jamás volverás a abandonarlo. Dile que siempre que lo desee puede acercarse a ti, que tú estarás allí para él. Si está asustado, abrázalo. Si está enfadado, dile que está muy bien que exprese su enfado. Y, sobre todo, dile que lo amas muchísimo.
Tienes el poder necesario para contribuir a crear el mundo en que tú y tu niño deseáis vivir. Tienes el poder de tu mente y de tus pensamientos. Mira cómo vas creando un mundo fabuloso. Mira a tu niño relajado, seguro, tranquilo y feliz, riendo y jugando con sus amigos, corriendo libremente, tocando las flores, abrazado a un árbol, cogiendo una manzana del árbol y comiéndosela encantado, jugando con su perro o su gato, balanceándose agarrado de una rama de árbol, riendo alegremente y corriendo hacia ti para abrazarte.
Contempla cómo los dos estáis sanos y vivís en una casa hermosa y segura, cómo os lleváis maravillosamente bien con vuestros padres, amigos y compañeros de trabajo, cómo os reciben con alegría dondequiera que vayáis. Entre los dos hay un amor especial. Mira el lugar donde deseas vivir y el trabajo que te gustaría tener. Mira a los dos sanos, muy sanos, alegres y libres. Y así es.
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