Hace unos minutos llamaron diciendo que los familiares que estuvieron en mi casa han tenido un accidente rumbo a la suya. La más afectada, mi preciosa sobrinita de un año. Como tengo un niño pequeño que no puede ir a las clínicas, me he quedado sola en casa, contemplando a mi bebé dormir y pensando en mi niñita.
Es fácil saber que todo lo que ocurre es para nuestra propia mejoría y que algo bueno viene detrás. Pero en este momento, amando a Dios y agradeciendo las bendiciones que me ha enviado este hermoso fin de semana, no puedo evitar llorar.
Es humano.
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