Desde muy niña me ha llamado la atención la construcción.
No soy ingeniera civil porque las matemáticas me dan pereza, yo soy más bien de letras, pero siempre siempre siempre (¿se nota el énfasis en S I E M P R E?) he sentido curiosidad por cómo se hace una casa y cómo se pone un techo.
Mi conocimiento elemental parte de la observación (así nace la filosofía también) puesto que vivo en una ciudad en donde hay construcciones por todas partes y en un distrito en donde tengo edificios en plena construcción por todos lados. Es una ventaja.
De mi observación he aprendido:
- Se parte de un plano, unos cálculos y un plan de acción.
- Se escarba (se hacen hoyos o zanjas) para poner las bases.
- Se Colocan las Bases que son las que sostienen todo el armazón y son las que prevén hasta dónde y hasta cuánto puede aguantar el adificio.
- Se construye un armazón.
- Se "rellena" el armazón.
- Se arma el techo o tejado.
- Se ponen los detalles.
Es fascinante mirar a los obreros ir día a día dando forma a una construcción nueva, a algo que no estaba allí, a algo que sólo estuvo en la mente del Arquitecto.
Bien.
¿Has pensado alguna vez que tú eres una obra maestra de construcción de un Arquitecto infinito y sabio?
Piénsalo...
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