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23 may 2008

Sexo, Adrenalina y Salvación

Tengo una confesión qué hacer...

Anoche estaba yo demasiado enganchada con un blog y leí mucho mucho. Y ahora me provoca hablar sobre ello en términos: pontificales.

Eso en principio me molesta. Me caigo muy mal cuando me encuentro analizando las vidas ajenas y yo no soy ni mejor ni peor que nadie, solo diferente y por no estar en el problema, pues no sé cómo reaccionaría yo.

Por eso no digo la fuente, sólo un problema que no es exclusivo de la chica de ese blog.. en otras palabras, tengo alguna que otra amiga que vive exactamente igual y yo no lo comprendo, exactamente igual...


HISTORIA:
Juanita vive en una relación asfixiante con un tipo por muchos años, hay golpes, infidelidades perdonadas, maltratos verbales, humillaciones. Y ella sigue allí, tan estoica...
Y un día, en pleno llanto y rechinar de dientes (de ella) aparece un tipo maravilloso, que la ama, que la acepta, que se la lleva con él, que se agarra a golpes con el anterior y la libera: un príncipe azul.
Años después, el príncipe azul resultó ser un dragón perverso, no la entiende, no la quiere, no se desvive por ella. Y ella se reencuentra con un antiguo amor, que está dispuesto a todo para salvarla de una relación castrante. Inician una relación clandestina y pronto la liberará: otro príncipe azul.
No tengo razones para no pensar que este nuevo príncipe azul en dos o tres años se convertirá en un ogro y ella buscará otro prícipe que la libere.

No soy maga ni bruja ni adivina, sólo observo un patrón de conducta que se debe acabar: ella busca culpables de su infelicidad afuera de ella y además en el estado en el que está, sólo atrae a ese tipo de hombres: príncipes por dos días y ogros el resto del tiempo (Dr. Jekill...y Mr. Hide).

Ya sé, ya sé, es fácil decirlo para alguien que no ha vivido eso, pero tengo yo un patrón de conducta similar/parecido que confieso ahora para que se vea que no es un juicio, sino un intento de ayuda.

Mi historia:
Estaba triste y deprimida porque no me aceptaban en "un sitio" y como basaba mi autoestima en la estima que otros me tengan, pues me hallaba en el punto más bajo de mi amor propio. Aparece de la nada un chico, que me dice que le gusto, que me dice que me quiere y que me dice muchas cosas más. Trasladé mi autoestima a la estima que él me tenga, y como me dijo que me quería... acepté tener una relación con él. Cuando resultó que no me quiso, trasladé mi autoestima al afecto de otro chico, y así. Cuando parecía que ya había superado mi dependencia de "ese sitio" y si me aceptaban o no me daba igual, trasladé mi autoestima al afecto que un amigo de
internet me tenía, al resultar que él no me quería, me deprimí más. Y me fui a los brazos de alguien que "siempre me había amado". Y ahí concebí a mi hijo.
Patrón de conducta: basaba mi amor propio en el afecto que otros me puedan dar o no dar y me he liado con tipos que "parecían amarme" sin siquiera preocuparme por qué es lo que yo sentía por ellos. En casi todos los casos, yo no sentía nada, sólo el agradecimiento de que me quieran un poco.

Lo importante de los patrones de conducta es:
1. Detectarlos.
2. Corregirlos.

Aunque con el mero hecho de detectarlos ya estamos corrigiendo.

El problema es que "no hay peor ciego que el que no quiere ver" y muchas veces no nos damos cuenta de que los únicos responsables (no culpables) de nuestra infelicidad somos nosotros mismos. Es como si nos hubiéramos dicho: no voy a ser feliz, me voy a conformar con paliativos, paliativos como el sexo y la adrenalina que provocan cierto tipo de relaciones y la idea de un príncipe salvador, que siempre vende.

¿Qué me ayudó?
Pues un amigo me recomendó este libro, que ha sido sanador en muchos sentidos. Y se lo recomiendo a quien quiera (hombres o mujeres) que al leer este post haya detectado un patrón de conducta similar a los descritos:

Mujeres que Aman Demasiado

También hay:
Meditaciones para Mujeres que Aman demasiado

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